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Es bien conocido el profundo odio que Hitler profesó a los judíos. Menos sabemos, sin embargo, sobre la aversión que sentía el dictador hacia el cristianismo, al que sin ser su principal prioridad también trató de destruir. El nazismo hostigó de manera incansable a Iglesias y creyentes, en su temible y utópico afán por crear un hombre nuevo, libre de las ataduras de la religión tradicional. El doctor en Historia, Santiago Mata, narra, con admirable destreza, la desalmada senda que emprendió el régimen para dominar y debilitar a las Iglesias cristianas en Alemania, las cuales constituían un férreo reservorio de oposición ideológica a sus principios. Un esclarecedor estudio que responde, con especial elocuencia, a la multitud de incógnitas que, aún hoy, existen sobre la vida y obra de aquellos creyentes que en defensa de los derechos ciudadanos y de su propia fe prefirieron arriesgarse a morir. Y es que fueron muchos los que en un peligroso desafío a la prohibición de vivir su cristiandad se atrevieron a denunciar el paganismo nazi y tendieron la mano al prójimo. La atenta lectura de esta esplendida obra supone el legado de una gran y trascendente lección universal a través del valiosísimo testimonio de los mártires cristianos del nazismo. «La Alemania nazi ha tomado el puesto del comunismo como el enemigo más peligroso de la Iglesia». Pío xi «El golpe más duro para la humanidad es el cristianismo, el comunismo es hijo del cristianismo, son todo invenciones de los judíos». Adolf Hitler